lunes, 17 de noviembre de 2014

                                                             


                            CARRERA DE RANITAS


Era una vez una carrera de ranitas…
El objetivo era alcanzar lo alto de una gran torre. Había en el lugar una gran multitud de espectadores. Mucha gente para apoyar y gritar por ellas…
Y comenzó la competencia.
Como los espectadores no creían que las ranitas de verdad pudieran alcanzar lo alto de aquella torre, lo que más se oía decir era:
¡Qué pena! No lo van a conseguir, pobres no van a poder… y las ranitas comenzaron a desistir. Pero había una que persistía y continuaba la subida en busca del logro. La multitud continuaba gritando: ¡Qué pena no lo van a conseguir! Pobres no van a poder…. Las ranitas seguían desistiendo una a una, menos aquella que continuaba tranquila cada vez más segura.

 


Al final de la competencia, todas desistieron, menos ella… La curiosidad se apoderó de todos, querían saber lo que había ocurrido.
Cuando fueron a preguntarle a la ranita como lo había conseguido, como había logrado hacer la prueba, descubrieron… ¡Qué la ranita era sorda!



 
“Recuerda que hay poder en nuestras palabras, por eso  hay que procurar siempre ser positivo.
Hacerse el sordo cuando alguien te dice que no vas a poder ser capaz de alcanzar tus metas.

Ser cuidadosos con lo que decimos, que nuestra boca siempre tenga una palabra de aliento con aquellos que se cruzan en nuestro camino”.  

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